Me encuentro frente distintos caminos por seguir, cada uno de ellos marca algo, no sé que es pero sé que no me puedo equivocar, o en realidad puedo, pero no quiero, aunque a veces no depende realmente de mí, sino de una parte de mí.
HAY UNA PARTE DE MÍ QUE TIENE MIEDO.
Todas las personas, alguna vez han sentido miedos, pero son pocas las que enfrentan sus temores.
El miedo en mi caso se transforma en angustia, atrapada dentro de mí, amenazando con estallar, cuando me enfrento a una situación que puede transformar mis actos en una consecuencia en que mis emociones actúen y jueguen en mi contra, y no pueda manejar la situación.
Me he preguntado que pasaría si fuese otra persona pero no alguien particular, sino, transformarme a mi misma en otra persona, como si no fuera yo, sino la que quiero ser.
Y aunque quiera no podría serlo, porque estoy convencida que las personas tienen por dentro una fuerza que nos obliga a ser quienes somos.
Nuestros actos no dependen solamente de un razonamiento esquematizado de nuestra cabeza, si no, ¿cómo podemos equivocarnos?
Si calculamos todo, todo el tiempo, si dejamos de ser y hacer espontáneamente como si tuviéramos las instrucciones en un libro que nos indicara como vivir siguiendo las pautas para no cometer el mínimo error. Ya sé, no tendría sentido nuestra exigencia o ¿si?
Entonces, nos vemos obligados a actuar por impulso, no sabemos que ocurrirá luego, si el efecto de nuestros actos nos conducirá a donde realmente queremos llegar o cometemos el error de haber elegido mal.
Entonces tengo y debo seguir, sin saber que seguirá.
“Sé que las cosas no siempre salen bien, pero siempre hay una oportunidad, y no quiero morirme sin sentirme viva”.
Demás esta decir, que mi problema, o mi miedo, es el error aunque no deje de enfrentarlo.
Soy causa y efecto, soy causa de mi niñez, de mi entorno en la infancia, de mi entorno en mi adolescencia, del entorno en el que vivo, de muchas personas que pasaron en mi vida aunque me faltó una, que fue como la pieza del rompecabezas que ya no se puede armar, y pasarán, muchas otras (espero).
Soy causa de este mundo, que muy pocas veces se detiene a escuchar, a mirar al otro, no como una persona que ocupa solamente un espacio físico, parece que fuéramos invisibles a los ojos del otro, cuando solo quieren mostrarnos quienes son, sordos al oído de quien nos pide ayuda, intangible al tacto de quien nos pide un simple abrazo.
Miramos al otro como si fuera nuestro rival por naturaleza, insatisfechos de lo que pueda recibir sin dar nada a cambio.
Exigimos mas allá de lo que podamos dar como personas, como seres humanos.
Son pocas las personas que aceptan en vez de esperar.
Soy efecto de mi misma, pero no puedo culpar a nadie de quien soy hoy, soy lo que quiero ser, aunque no me guste, soy responsable de mis actos, consciente e inconsciente de ellos, pero no puedo hacerlo de otra manera.
Porque no puedo ser de otra manera, pero puedo mejorar aprendiendo de mis errores.